Para casi terminar una mes de locura llegó la exhibición de Fin de Curso del Club. Con muy poquito tiempo para prepararlo pero con mucha ilusión y entusiasmo realizamos, este año en las instalaciones de Villanueva de Gállego, nuestro fin de curso con un tatami, en el que grandes y pequeños, compartieron sus experiencias y un rato muy entrañable. Los más pequeños dieron el pistoletazo de salida y nos encandilaron con su gracia, desparpajo, habilidades y su progresión técnica. Hubo de todo, “piques sanos” entre pequeños y mayores con el baile de moda, en el que todos demostraron tener un gran dominio de sus caderas, sin duda le vendrá muy bien para los uchi mata, se batieron récords de salto con zempo kaiten ukemi, los dos Danieles: Murillo y Sierra, se batieron en duelo sobre el tapiz y llegaron a la increíble cifra de 13 obstáculos. Nuestros alevines demostraron que empiezan a asentar las bases de lo que promete ser un judo de gran nivel en un futuro próximo; mucha movilidad, gran variedad y sobre todo una técnica bien depurada. Los mayores, demostraron el por qué son ya, la mayoría, cinturones negros. Como decía sensei Claveras, da gusto verlos sobre el tatami hacer judo, hacen fácil lo que es difícil. La guinda, como no podía ser de otra manera, la pusieron nuestros especialistas en los katas, que hicieron una exhibición espectacular de Nage No kata, que encandiló a un público que supo premiar con sus cálidos aplauso la demostración realizada.
La entrega de obsequios a todos los participantes y de regalos a los vencedores del Ránking interno y de jóvenes árbitros, puso el colofón final a una mañana de Judo, para dar pistoletazo de salida a la Convivencia Familiar JCZ, que contó en esta ocasión con un centenar de comensales. Diferentes delicatesen de nuestras familias, hicieron las delicias culinarias de los más golosos, que no paraban de dar rienda suelta a su apetito voraz y hubo hasta tarta de cumpleaños, porque nuestro director técnico, Javier Rivero en el mejor de los días, cumplía años, taitantos… para los curiosos. La piscina dio rienda suelta a la fiesta y todos fuimos al agua, “voluntariamente”, como no podía ser de otra manera, para asar una tarde maravillosa en el que la merienda-cena puso el punto y final a un día INCREÍBLE con nuestros alumnos y sus familias.