Resultados Cto. de España Jóvenes promesas Once (Madrid):
– Sergio Crespo
– Jorge Crespo
Entrenador: Javier Rivero.Enhorabuena a los 3!
CRONICA CAMPEONATO DE ESPAÑA DE LA ONCE CON LOS CRESPO’S BROTHERS
…- No sé si os acordaréis amigos, pero creo que la última vez que nos fuimos con Javier a un campeonato de España, fue justo antes de que el COVID, llegara a nuestras vidas y si me pongo a pensar… De eso hace la impronta de dos años, literalmente, dos años. Durante este tiempo no he parado de preguntarle a mi sensei Javier: ¿cuándo competiremos nosotros? Porque una cosa era evidente y es que nuestros compañeros del club están compitiendo semana sí y semana también, pero nosotros…- Eso mismo pienso yo también Jorge… Nosotros no hemos salido a competir, pero hoy mamá nos ha dicho que han llamado de la ONCE, igual es que hay Campeonato de España de judo, aunque no lo creo, porque no sé si tienen mucha intención de volver a hacer estos campeonatos. -No digas tonterías Sergio, cómo va a haber un campeonato de judo si ni siquiera nos hemos quitado las mascarillas en el tatami. -Puede que tengas razón, Jorge, pero entonces, para qué han llamado a mamá de la ONCE? Pues será para otra cosa, yo que sé, no me marees…
-¡Jorge, Sergio!, hoy me han llamado de la organización y tengo buenas noticias: os han convocado a una concentración de jóvenes promesas en Madrid el viernes por la tarde, sábado y domingo y además el domingo competiréis en el Campeonato de España. -¡GENIALLLLL!. Hoy mismo llamaremos al sensei. Ya estoy saboreando mis “cloquletas”. -Y yo mi pinchito de tortilla, mmmm… Je je… Je, je.
-Bueno dejémonos de sentimentalismos y añoranzas bobos y centrémonos en lo importante. Habrá que preparar maletas, documentaciones, judogis, cascos, móvil… Estoy nervioso, centrémonos, porque literalmente estoy nervioso, me voy al baño. Sergio, se me ocurre una frase literal de una serie al salir del baño, je, je… Je, je… -No la digas Jorge que es muy guarra je, je, je. – Ya la he dicho estaba … en el baño Ja, ja, ja, ja,….
…-Bueno chicos, no sé si ya os ha dicho mamá, pero mañana, partimos para Madrid. Ya sabéis que ha sido complicado que yo vaya con vosotros, pero al final, todo se ha arreglado y partiremos juntos en el “Avecrem”. – Abracito, sensei!!!! -Abracito, Jorge, cómo no, faltaría más.
-Estoy súper nervioso sensei, no sé si me dejo algo. -Jorge, no te preocupes, si falta algo ya nos lo mandarán por correo, je,je,je,je,je.-Espero que no te hayas olvidado los calzoncillos… – Literalmente, NO. Eso a mí no me pasa a Sergio, es posible.
– Bueno chicos, despidámonos de los papás y vamos al embarque… Ya estamos en el andén, me han dicho que nuestro vagón cae más o menos por aquí. A ver si somos capaces de clavar la puerta del vagón con nuestra localización. Yo creo que es por aquí, chicos. -Pero cómo lo puedes calcular Javier, es imposible. – No hay nada imposible, Sergio, si medimos las baldosas, lo dividimos por el número de vagones y a ello le aplicamos la distancia entre las puertas del vagón, la puerta del nuestro ha de estar… Allí, así que toca moverse seis metros a la izquierda. – Eso es imposible Javier. – Sensei, me parece que tú no estás nervioso, pero algo loco sí. -Dónde están nuestros padres, sensei. – Vuestros padres en este preciso momento están celebrando su momento de gloria. Creo que esas huellas que dicen hay en la estación son de unos padres que han salido a la velocidad del rayo, derrapando en la curva que da a la puerta hacia el exterior. – Qué dices, eso es mentira. – Literalmente, sensei, eso no es cierto,. Seguro que andan por ahí. -No le creas, Jorge, seguro que nos están viendo para despedirse. – Les voy a llamar. Dicen que están en frente de nosotros, tú los ves, sensei? – Creo que debajo de la letra hay dos personas, que perfectamente se pueden identificar como padres vuestros, con una sonrisa de oreja a oreja diciendo con una mano, adiós, adiós, adiós, prohibido volverse a casa, ja, ja, ja… – ¿Serías tan amable de enfocarlos con mi móvil, sensei? … -Ya los veo Jorge. – ¿A ver? Correcto, son nuestros padres, y ahora los bloqueo. je, je, je. – Chicos, ya viene nuestro tren, a ver si hemos acertado? A ver, a ver… que se está parando, que es nuestro vagón, que se está parando… Genial, Bravo, justo delante de la puerta, olé, olé y olé. Toma nota Sergio, mis Matemáticas no me han fallado, mis cálculos han sido exactos al milímetro. – Ha sido suerte, Javier, ha sido suerte. -Qué dices Sergio, las Matemáticas son utilísimas, gracias a ellas no hemos malgastado energía ni suela de zapatilla para avanzar hacia la puerta del vagón, ahora sólo nos queda subir. – Emmm perdona Javier, no es por desilusionarte, pero a tus Matemáticas, yo le llamo suerte. -Subamos y busquemos nuestros asientos. Vaya nos ha tocado a cada uno en un asiento diferente. – Yo me siento contigo sensei. En este caso, Sergio, tú tendrás que viajar aparte. -Siempre me toca a mí. – Bueno, Sergio, entenderás que si yo me siento con el sensei y somos tres, alguien ha de quedar solo, y ese, eres tú.
… El tren inició su trayecto. Pronto me di cuenta que ese viaje iba a ser diferente, las mascarillas, Sergio en otro asiento, lo viciado que estaba Jorge con su móvil y todo el trabajo acumulado que yo tenía del colegio para hacer durante el viaje, sin duda iban a agotar nuestras opciones de entablar conversación. Jorge se comía el móvil literalmente y yo no paraba de poner notas. De vez en cuando echaba un vistazo hacia el asiento de Sergio y tras su móvil, creía distinguir la redondez de la cara de su propietario.
Llegamos a Atocha, que para los que no lo sepan, es la estación de tren de Madrid donde para el AVE. Bajamos y parecía que la gente tenía muchísima prisa porque no paraban de adelantarnos por los lados a toda velocidad mientras nosotros nos dejábamos llevar tranquilamente por la cinta mecánica. En éstas, me llamó la monitora de la ONCE que venía a buscarnos, me dijo que nos esperaba en el aparcamiento pero que igual no estaba allí cuando saliéramos porque les estaban impidiendo aparcar ahí, pero ¡oh! casualidad que nada más acceder al párking, mientras seguíamos hablando con el móvil, nos dimos de bruces con la furgoneta de la ONCE y con Maite, que así se llamaba la monitora. Lo más difícil ya estaba hecho. Para variar y haciendo honor a nuestra suerte pillamos atasco, y hasta una manifestación. Jorge no paraba de hablar, para variar también, mientras Sergio no paraba de reír los comentarios de Jorge que como siempre, eran muy acertados, oportunos y graciosos.
Llegamos a la casa de Brasil, donde nos dieron la habitación y… -Ahora hablo yo, Javier, que te enrollas. Y dónde creéis que estaba la habitación chicos? Dónde creéis que estaba? En la última planta, al fondo del pasillo!!!!!! Sí literalmente, última planta y para más suerte encima la luz de la tercera a la cuarta planta estaba fundida. – Pero Jorge, eso a ti te viene bien, no? – No, sensei, nooooooo! Una cosa es que me moleste la luz y otra, es que no vea ni donde apoyo los pies, y además con una maleta a cuestas… Es lo peor!!!!!! Literalmente, LO PEOR!!!!!!!!!!!!!
… Bueno chicos, os seguiré contando yo que el sensei se enrolla. Al entrar en la habitación no hubo discusión alguna, todo estaba muy claro, yo elegí la cama del fondo, Javier la más cercana a la puerta y creo que Sergio, ni siquiera eligió, ja, ja, ja, ja, ja, por qué será… De repente noté unas intensas ganas de vaciar mi vejiga y facilitar la labor de filtración de mis riñones y me dirigí al baño, donde omitiré qué es lo que hice. A la salida se me ocurrió decir la mítica frase: … estaba en el baño… Ja, ja, ja, ja, no voy a decir lo que sigue.- Eres un poco guarro Jorge. – Tú no hables, Sergio, porque detrás de mí fuiste tú el que pasaste al baño… y SOCORROOOOOO!!!! No había persona humana que aguantara semejante toxicidad y encima dejaste la puerta abierta. En palabras de Javier, era un auténtico gas lacrimógeno, hasta tal punto que tuvimos que ponernos las mascarillas y aun así se nos perforaron.
… Pero bueno seguiré contándoos nuestras hazañas y dejemos a Sergio con su bomba lacrimógena para otro momento. Tras el fétido episodio procedimos a bajar a cenar al comedor, que como os pòdéis imaginar estaba en la planta baja, nada más salir nos dimos cuenta de lo perspicaz que era Sergio, pues tras un imponente portazo dijo una mítica frase: ¿lleváis las llaves verdad? Ni que decir tiene que la respuesta que le dimos fue afirmativa, pero a la par le dijimos: eres un crack porque si no las hubiésemos cogido ahora mismo, las tres llaves estarían dentro y nosotros, fuera. Gracias Sergio por tu maravillosa reflexión.
-Je, je, je, je, es que no me daba cuenta, Jorge. Je, je, je, je.
Al llegar al comedor descubrimos a unas chicas, que madre mía, si salían así después de cenar es que la cena era como la marmita de Astérix y Obélix, pero no era así, el sensei me dijo que eran chicas de la selección española de rugby. Ya decía yo que eran muy grandes. Cenando descubrí que era mi día de suerte y que esta concentración la recordaría toda la vida, porque por primera vez en mucho tiempo me di cuenta lo que eran cuatro albinos juntos. Sí, sí, chicos, cuatro albinos juntos. El sensei dijo que era como un trébol de cuatro hojas y que a la llegada a Zaragoza, jugaría un cupón de la ONCE. El sensei tiene un humor muy recurrente. A la salida nos convocaron a una reunión que yo aproveché para realizar mi segunda viciada de la tarde con el móvil y quedar luego un ratito con el albino team, tras lo cual, nos fuimos a dormir. Sí a dormir, no sin antes escuchar un ruido horripilante a mi alrededor, como el de unos fuegos artificiales, pero con efecto mofeta. os imagináis qué era???? Pues os dejo con el protagonista.
-Eso es mentira Jorge, lo que pasó es que al echarme en la cama me relajé después de toda la tensión y nervios del viaje y ya se sabe que cuando uno se relaja… -Déjalo estar Sergio, y sigue contando la historia. – Pero Javier eso es lo que estoy haciendo, no me interrumpáis…
El sábado, nos levantamos, de nuevo visité el baño, pero por expreso deseo del sensei, me dijo que mi turno sería el último. Dejamos las mochilas preparadas, nos aseamos y bajamos a desayunar, cerré la puerta y luego pregunté al sensei y a Jorge si llevaban las llaves. Oh, cielos!!!!!!! Se me ocurrió después del portazo… Lo siento. La mirada del sensei y Jorge, fue… es difícil de describir en unas líneas… Menos mal que sí llevaba el sensei las llaves.
El desayuno fue espectacular, incluso había Nutella dijo mi hermano, pero menos mal, que Javier le frenó porque era la Nutella de un residente habitual y de milagro no nos la comimos. Je, je, je, je. Tras el desayuno, volvimos a la habitación, otra vez cuatro plantas para arriba, cogimos nuestras mochilas y nos fuimos a entrenar al CAR. Chicos, el CAR, es ESPECTACULAR!!!! Es un tatami como cuatro veces el del Judo Club Zaragoza. Ahí te pierdes, je, je, je , y como no podíamos estar quietos decidimos coger una pelota gigante como las del gimnasio y empezar a pegarnos pelotazos. Divertido verdad, je, je, je, je, a mí me lo parece, a vosotros no?
-Bueno Sergio, déjame hablar que te vienes arriba.
Como os decía Sergio, el CAR es impresionante, es el lugar con el que todos los amantes del deporte soñamos, ojalá alguno podáis vivir esa experiencia algún día. El entrenamiento transcurrió con toda normalidad, al lado estaba la selección nacional de lucha libre realizando su entrenamiento matutino y también tuvimos la gran suerte de ver aparecer a algún miembro del equipo paralímpico de judo, algún técnico, e incluso una judoka muy famosa española, que se llama Estrella López. Al final de la sesión los chicos realizaron randoris y pude observar con alegría lo que tanto Jorge como Sergioo habían mejorado sustancialmente respecto a la última experiencia. Tras el entreno, nos fuimos a la residencia, nos aseamos y procedimos a bajar a comer. La comida era espectacular en cantidad y calidad. Tras comer, los chicos se fueron con otros compañeros de la ONCE mientras tanto, yo aproveché para hablar con Raúl sobre asuntos de interés que como podéis entender, no puedo desvelar en esta historia.
-Sensei, creo que de nuevo vuelve a ser mi momento, así que literalmente y sin más dilación asumiré el protagonismo de esta historia como Jorge I de mi república independiente Jorgiana. Bueno chicos como decíamos ayer, ja,ja,ja,ja,ja, es una frase hecha de un literato español muy famoso, tan famoso que no me acuerdo ahora, pero sí que es famoso, eso lo sé. A la tarde volvimos a entrenar en el CAR, ese sitio tan famoso que bla, bla, bla, bla, que dice el sensei. Allí de nuevo hicimos diferentes ejercicios, uchi komis, nage komis y de nuevo randoris. después nos pesaron para establecer las ligas y el sorteo del Campeonato de España a disputar al día siguiente en Villaviciosa. Por razones obvias y estratégicas, no desvelaré el alcance de mi masa corporal porque sinceramente creo que no es de vuestro interés, aparte de que os podríais escandalizar y nada me produciría más tristeza.
Al volver el sensei se dedicó a colgar por toda la habitación nuestros judogis, el decía que era para ventilarlos pero ciertamente aquello parecía un tenderete del rastro, salimos de la habitación y ZAS!!!!! A nuestras espaldas se oyó la voz de un perspicaz ser humano que decía: lleváis las llaves verdad??? Ni que decir tiene lo que tanto el sensei como yo pensamos de tan ilustre e iluminado comentario…
Cenamos y tras ver de nuevo alineados cuatro albinos en una mesa, y tener que escuchar otra vez el recurrente y usado comentario del sensei respecto a la compra de un cupón de la ONCE, nos fuimos de cuhipandi con los otros tres albinos y el resto de compañeros. Fue una velada genial, aunque la rigidez de nuestro querido sensei respecto al horario de vuelta hizo que no nos extendiéramos más allá de las… Ja,ja,ja,ja,ja, por requerimiento expreso del sensei, no desvelaré la hora. Al llegar a la habitación, el sensei nos dijo que fuéramos preparando la ropa para el día siguiente. Yo procedía ello, pero el sensei no me dio el visto bueno a mi técnica de doblamiento especial de ropa y me hizo repetir el procedimiento a su estilo. Hay cosas que no cambiarán nunca. Sergio por su parte, decidió dejarlo para el día siguiente. Al despertar… -Jorge!!!! Déjame que hable yo, que tú siempre lo acaparas todo. – No es cierto, Sergio, discrepo de tu comentario y para que veas lo generoso, benévolo y complaciente que soy te cedo desde este momento el protagonismo, bueno, el protagonismo es mío. Mejor dicho te cedo el turno de palabra. -Gracias, Jorge.
Bueno, os seguiré contando yo… Al día siguiente nos levantamos, lo primero que hice fue ir al baño, pese a que me habían dicho que entrara yo simpre el último, la necesidad me apretó de tal manera que lo hice inmediatamente después que el sensei, pues él, que se caracteriza por su sabiduría, fue el que más madrugó y se me anticipó por poco. Tras mí entró Jorge y empezó a soltar toda serie de improperios hacia el aroma embriagador que despedía el baño a parte de su frase espectacular referente a lo que estaba haciendo en el baño y que … Ja, ja, ja, ja, ja, no voy a desvelar. Tras ese leve incidente con Jorge procedí a preparar mi mochila cuando descubrí ante mi asombro que había desaparecido. No podía ser… Parte de mi judogi y mi mochila no estaban. empecé a revolucionar toda la habitación hasta que la sabia voz del sensei me dijo: ¿Has mirado debajo de tu cama? Y ¡oh! Pensaréis que no fue un milagro, pero sí lo fue, ahí estaban!!!!!! Tras el susto nos dejamos preparados y bajamos a desayunar, Jorge y el sensei salieron los primeros y yo, con la suavidad que me caracteriza, de un suave portazo, ZAS!!!! Cerré la puerta y acto seguido pregunté: lleváis las llaves, ¿verdad? El sensei y Jorge se echaron las manos a la frente tapándose la cara, me miraron de arriba a abajo, se hizo el silencio y… proseguimos el camino hacia el desayuno. Os confieso que no tenía muchas ganas de desayunar, pero el sensei se empeñó y comenzó a explicarnos que si nos esperaba una dura competición, que había que meter energía al cuerpo para ello, que si nos teníamos que nutrir acorde al esfuerzo que íbamos a realizar y bla, bla, bla.
-Y bla, bla, bla, bla… Y Sergio te callas y ahora sigo contando yo. Os diré que en el desayuno mis ojos seguían yéndose detrás de esa maravillosa Nutella de propietario desconocido para mí, y que tanto me atraía, pero el sensei se encargó de acabar con mis malos pensamientos y me ayudó a preparar unas tostaditas que ya quisiera más de uno, Al acabar nos fuimos al cuarto, ordenamos las maletas, preparamos los judogis y he de confesar que los nervios empezaban a aflorar en mí. Al salir de la habitación de nuevo un portazo ¡Zas! y la frase que os podéis imaginar del iluminado de mi brother: lleváis las llaves, verdad? Je, je,je ,je… -Al menos lo preguntaba, Jorge! -Cállate Sergio y no me interrumpas…
Nos subimos a las furgonetas y nos dirigimos a Villavicosa de Odón que es así como se llamaba el pueblo donde estaba el pabellón. Durante el viaje no veía nada, literalmente nada, pues el maravilloso sol se encargaba de torturarme la contemplación visual y la belleza del paisaje. A la llegada al pabellón lo primero que vimos fue a nuestros papis, y os confesaré que me hizo mucha ilusión. Bueno, no sé si me hizo más a mí o a ellos. Estuvimos esperando un rato en las gradas, porque había unos judocas compitiendo.El sensei nos informó que eran los veteranos de Madrid que se habían juntado para entrenar y hacer randoris Al poco tiempo, el sensei dio la señal y procedimos a cambiarnos. Al entrar en el tatami, pude apreciar bajo la planta de uno de mis pies una cierta humedad sospechosa que … -Te habías meado Jorge, je,je,je,je,je,je, reconócelo. -Mira Sergio… Ni te contesto, pero serías tan amable de no interrumpirmeeeeeeeeeeeeeeeee. Gracias hermano.
Como os decía, noté esa humedad debajo de mi pie y no era sino que la única gotera que había en el pabellón estaba dejando agua sobre el tatami y yo fui el afortunado que la pisó, yo solo, el afortunado. Pero no me dio tiempo a pensar mucho porque enseguida el sensei procedió como es habitual, a dirigirnos el calentamiento. Él dice calentamiento, yo lo llamo entrenamiento, porque nos da unas palizas que más que calentar, nos revienta, pero también debo reconocer que la gente se queda admirando todo nuestro trabajo durante el mismo y nos felicitan luego por lo bien que hacemos judo. Y como dice el sensei y así luego ganemos o perdamos, al menos habremos hecho judo. Al momento nos distribuyeron por tatamis y afloraron los nervios. -Yo me puse muy atacado, Jorge, porque empezaron a decir que si no podía hacer mi seoi, luego que sí… Y yo sin mi seoi, no gano. -Que sí Sergio, pero me dejas de interrumpir y sigo contando nuestras hazañas al resto de la gente? Gracias.
La competición se inició con mi hermano venciendo por ippon su primer combate ante un miembro del albino team, yo pensé que una cierta dosis de suerte estaba recorriendo por el tatami de Villaviciosa. -Eh, Jorge que le di un buen chepazo. -Yo sigo pensando que fue suerte.
Posteriormente llegó mi turno y con la habilidad que me caracteriza superé a mi rival. A continuación entró en liza mi hermano, y de nuevo con otro albino team, esta vez el combate duró cerca de doce minutos. Míster chepazos no atinaba a tirar a su rival, yo enseguida me di cuenta que sin mi ayuda, Sergio no lo conseguiría y procedi a despistar con mi verborrea a los cronometradores y árbitros de fuera, mientras mi querido hermano se empezaba a cargar de shidos y cuando ya nadie pensaba que vencería… Catapum!!!!!! Se le ocurrió hacer una cosa que él llama seoi de rodillas y marcó waza ari, en medio del aplauso de todo el mundo. La verdad es que no sé por qué tanto aplauso por alargar un combate.Pero bueno hay cosas difíciles de entender.
Inmediatamente sonó de nuevo mi nombre para realizar mi segundo combate. Hajime y de nuevo con esa habilidad innata en mí, waza ari y osae komi. Vencedor y el trabajo hecho, CAMPEÓN!!!! Pregunté por mi hermano que aún seguía buscando oxígeno por el pabellón y también CAMPEÓN!!!!! Para que luego diga que no hay suerte. -No fue suerte, Jorge, fue que soy muy bueno, je,je,je,je,je,je. – Vale Sergio, cambio el término suerte por azar.
Al acabar, procedieron a la entrega de medallas, yo me puse mis gafas de “conquistador” irresistible y subimos a lo más alto del podio tanto Sergio como yo. No literalmente a la vez, Luego el sensei se vino arriba y nos dio una gran alegría llevaba consigo la bandera del club, para sacarnos una foto. La bandera del equipo!!!!!!! El sensei tuvo el detalle de traer para nosotros esa bandera que siempre acompaña a los competidores por todos los sitios donde hay JCZ. Al acabar he de decir que ya sólo pensaba en mis cloqletas, Sergio en su tortilla y el sensei, en su cañita. Pero… De repente todo cambió, algo pasó… Cambio de planes, los técnicos decidieron ir a comer todos juntos a un centro comercial. -Bueno Jorge, ahora sigo yo contando que se acaba la crónica y no nos dejas hueco al resto. – Sergio, para que veas mi grado de generosidad y benevolencia, te dejo el turno a ti.
Pues como decía mi hermano nos fuimos a un centro comercial a comer, o eso dijeron, pero aquello al fin y al cabo era un McDonald. El tiempo iba pasando, tardamos en comer y el tiempo seguía pasando. Las caras de Jorge y el sensei eran de preocupación. ¿Qué les estaba pasando? Acabamos de comer y tras una larga espera donde vimos competir al novio de una de las monitoras, que por cierto tras un gran combate, perdió en el último instante, nos vinieron a recoger para llevarnos a la estación. L cara de Jorge tenía forma de cloquleta y el sensei no paraba de mirar el reloj, seguro que nervioso por no perder el tren.- No te enteras de nada, Sergio, No estaba nervioso por el tren sino porque iban a cerrar el bar de las cloquletas y no íbamos a llegar. – ¿Me dejáis que siga yo, chicos? -Te dejamos sensei.
Pues ciertamente mi preocupación era llegar antes de las cuatro porque a esa hora cierran la cocina y sin cocina, no hay cloqletas. nos dejaron en el párking de Atocha y fuimos rápidamente a la estación en búsqueda de un baño donde vaciar nuestra casi desbordada vejiga, pero al llegar había una encargada de los baños, que nos informó que debíamos de abonar un euro por depositar nuestra brillante y cotizada agüita amarilla. Así que enojados decidimos ir directamente a comer las cloquetas. He de decir que me sorprendió cómo Jorge tras dos años sin viajar a Madrid, tenía tan claro el camino hasta llegar al bar. Lo localizamos rápidamente entramos y al pedir , nuestro ansiado menú… EL camarero nos dijo la tan temida frase: señores, la cocina acaba de cerrarse. He de decir que se hizo un gran silencio. Nos quedamos congelados, pero rápidamente ante el apretón de nuestras vejigas reaccionamos y preguntamos si podíamos usar el baño, que curiosamente era de minusválidos. Pasaron Jorge y Sergio en este orden y cuando procedí a entrar descubrí una sorpresa desagradable,alguien pese a las grandes dimensiones de la diana y la supuesta pequeñez de la pistola, había disparado prácticamente toda su agüita amarilla fuera de la taza. Qué asco!!!!!! Pensé… Pero como la necesidad era mayor que el asco, con gran habilidad procedí a liberar mi carga. Luego en dirección a la estación comenté el hecho con los chicos y observé como Sergio desviaba la conversación hacia otro lugar como quien no quiere prestar interés al asunto. Aquella actitud despertó mi sospecha de que podía estar ante el autor material de los hechos de la fallida puntería en el baño del bar, así que directamente le pregunté: -Sergio, no habrás sido tú el que se ha meado fuera de la taza del bar. Se hizo el silencio y una risa, je,je,je,je,je,je,empezó a salir de la boca de Sergio… No me lo podía creer, encima que no habíamos consumido, habíamos pedido el favor de que nos dejara usar el baño al señor del bar, va Segio y falla en una diana de medio metro de diámetro, INCREÍBLE!!!!! Jorge se echó la mano a la cabeza y tras unos segundos de mirada a Sergio, dijo: -bueno yo me compraré un helado. Buscamos el helado y nos sentamos a esperar el tren en el embarque. Bueno se sentaron ellos, porque sólo había dos bancos libres y los dos… los ocuparon rápidamente así que decidí, por decir algo, quedarme de pie. -Y ahora chicos, con permiso del sensei y el fallido artillero, yo, Jorge I de España tomo la palabra para proceder al final de esta breve crónica.
Pues chicos, como decía el sensei, él decidió quedarse de pie a esperar el tren mientras nosotros devorábamos al móvil con nuestros ojos ante la atenta mirada de nuestros contendientes del videojuego. Cuando oímos por los altavoces que ya podíamos subir al tren, procedimos al embarque y tras recorrer ni se sabe la tira de metros llegamos a nuestro vagón y… Un señor con gorra muy amablemente nos dijo:- la puerta de su vagón está averiada.Y por dónde subimos preguntó Sergio. – Por el techo, contestó el sensei. -Y cómo llegamos al techo, preguntó de nuevo Sergio. Ni que decir tiene que enseguida confirmé lo que hace tiempo sospecho de mi hermano y que no voy a revelar aquí en público, pero lo sospecho y creo que el sensei, aunque no lo diga también. Como os podéis imaginar, accedimos por el vagón previo. De nuevo nos tocó a cada uno en un asiento, pero el sensei que es muy apañado se las arregló para que esta vez, Sergio y yo fuéramos juntos pese a que sé que deseaba ponerse conmigo, pero en esta ocasión se sacrificó en favor de mi hermano, o al menos, eso dijo él. Sin darnos apenas cuenta porque estábamos en nivel máxima viciada llegamos a Zaragoza donde teníamos a un gran grupo de gente esperándonos y aplaudiendo por nuestro gran éxito. -Un gran grupo de gente, Jorge?-No en cantidad Sergio, pero sí en calidad. Nada más y nada menos que nuestros padres y nuestra presidenta de JCZ Amaia!!!! BIEEEEENNNNNN!
Ni que decir tiene que lo primero que soltó Sergio fue su hazaña en el bar de las cloqletas donde dejó rastro de su paso por él. Yo fui mucho más discreto y decidí abrazarme a mis padre y por qué no, retomar mi actividad ludopatamóvil, mientras mis padres, Amaia y el sensei, no se decidían a depedirse y no paraban de hablar y hablar hasta que el sensei, parece que se dio cuenta y dijo:- Bueno que mañana es día de colegio y hay que estudiar. -Qué majo es el sensei cuando duerme. Con su genial frase les dio una maravillosa idea a mis padres que decidieron poner punto y final a esta historia tan maravillosa para que nos subiéramos al coche, fuéramos a casa y nos pusiéramos a estudiar como Cenicienta tras pasar de las doce horas. Y aquí llega esta tercera entrega de la crónica de nuestro III Campeonato de España de la ONCE, en la que esta vez, tanto mi hermano como el sensei, han decidido meter sus narices en la misma, aunque siempre y mal que les pese a todos, YO, seré el protagonista. Porque por si no lo sabíais yo… amigos… estaba en el baño…-Jorge eres un guarro. -Lo siento Sergio, pero no serás tú el que diga la última palabra. Seré Yo, Jorge I de España. HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS,AMIGAS, COMPAÑEROS, COMPAÑERAS, ETC. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!